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0 comments | jueves, 24 de enero de 2008


LA DESERTIFICACION

El clima del planeta ha variado a lo largo de la historia. Las alternancias entre los climas áridos y húmedos se han observado en la mayor parte de las regiones del globo. Así, lo que hoy es un desierto, pudo haber sido una zona húmeda y fértil en el pasado, y seguirá evolucionando. Asimismo, los bosques actuales se han desarrollado a partir de una vegetación de porte bajo, compuesta de hierbas y arbustos. No obstante, si el hombre continúa sobre explotando los bosques, ¿qué quedará de ellos en algunas décadas?

Nuestro planeta pierde su nombre: la tierra fértil se está degradando. Según las estimaciones, 24 billones de toneladas de suelo fértil desaparecen cada año y durante los últimos 20 años se ha perdido una superficie equivalente a la superficie agrícola de los Estados Unidos. Aproximadamente, un tercio de lastimeras del planeta se encuentra amenazado por la desertificación. Dicho dentro modo, la desertificación afecta hoy en día a un cuarto de la superficie total del globo.
La Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación.
Define la desertificación como: “la degradación de las tierras en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas” (Artículo 1º de la Convención).
La desertificación es un proceso dinámico que se observa en los ecosistemas secos y frágiles. Incluye áreas terrestres (suelo, subsuelo, acuíferos), poblaciones animales y vegetales, y los establecimientos humanos y sus servicios (como terrazas y represas, por ejemplo).
Las causas. La Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación atribuye el origen de la desertificación tanto a variaciones climáticas como a actividades humanas. La Convención insiste en el hecho de que “la desertificación es causada por interacciones complejas entre factores físicos, biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos”.

Las variaciones climáticas:

Cuando la temperatura aumenta y permanece alta durante varios meses y las lluvias son raras e irregulares, la vegetación crece con dificultad.
Se trata de la sequía, término que designa al fenómeno natural que se produce cuando las lluvias han sido significativamente menores a los niveles normales registrados, y que produce graves desequilibrios hidrológicos que perjudican a los sistemas de producción agrícolas.

Las actividades humanas:

En los países donde la mayor parte de los recursos económicos dependen de la explotación agrícola, existen pocas o ninguna fuente alternativa de ingresos. Los suelos se empobrecen debido a su utilización excesiva y al abandono o disminución del período de barbecho, necesario para mantener la productividad de la tierra. Esto conlleva la pérdida de materia orgánica, que a su vez limita el crecimiento de las plantas. Todo ello ocasiona una reducción de la cobertura vegetal, dejando los suelos desnudos, que son más vulnerables a la erosión.
Cuando el suelo se degradada y es arrastrado por vientos violentos o por crecidas repentinas de los cursos de agua, las cosechas son más pobres, el ganado sufre y se no se desarrolla como debería. Una de las consecuencias más importantes de esta situación es la disminución de los ingresos de las comunidades rurales. De acuerdo con la Convención, la degradación de las tierras causa la disminución o la desaparición de la productividad de los suelos, de la vegetación, de las tierras cultivadas y del pastoreo, así como de los bosques. En casos extremos, sobrevienen la hambruna y la pobreza, convirtiéndose a su vez en caus y consecuencia de la degradación de la tierra.
La desertificación es causada por la interacción compleja de factores físicos,
biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos. Los fuegos de matorrales y los incendios forestales originados de forma natural o por el hombre, pueden degradar seriamente el medio ambiente.

Para luchar contra la desertificación se requiere una acción coherente y coordinada que articule el saber, los medios y los conocimientos prácticos de todos. Bajo este esquema los gobiernos del mundo entero han elaborado la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación
Esta Convención simboliza el consenso de los países desarrollados y en desarrollo en cuanto a la necesidad de un esfuerzo mundial para luchar contra la desertificación. Este esfuerzo incluye compromisos nacionales específicos para una acción concreta a escala local que combata la desertificación con la mayor fuerza y energía posibles.

¿Cómo se produce la desertificación?

La sobreexplotación de los recursos naturales
La desertificación es el resultado acumulado de un contexto climático difícil y de la utilización inapropiada de la tierra. Cuatro actividades humanas constituyen las causas más directas: el cultivo excesivo que desgasta los suelos, el sobrepastoreo y la deforestación que destruyen la cubierta vegetal que protege el suelo de la erosión, y los drenajes inapropiados de los sistemas de irrigación que provocan la salinización de los suelos. Adicionalmente, la falta de educación y de conocimientos adecuados, el desplazamiento de refugiados en caso de guerra, las condiciones desfavorables de comercio de los países en desarrollo y otros
factores socioeconómicos y políticos contribuyen a amplificar el proceso de
desertificación. Como puede observarse, las causas son múltiples e interaccionan de forma muy compleja.
Debido a la falta de estrategias alternativas de supervivencia, los agricultores utilizan los recursos naturales de manera intensiva
(como la vegetación que sirve de alimento, el agua para beber y para la higiene, o la leña utilizada como fuente de energía) los cuales son a menudo sobre explotados y no pueden regenerarse naturalmente.
Los nutrientes y la materia orgánica del suelo disminuyen debido a que la agricultura intensiva extrae elementos nutritivos en cantidades superiores a la capacidad de regeneración natural del suelo, evitando su reconstitución (a través del barbecho, por ejemplo). El resultado es una espiral creciente de degradación del ambiente y de pobreza, causas principales de la
desertificación. La voluntad del hombre de maximizar la productividad de los suelos es también otra de las principales causas que agravan la degradación de la tierra. Por ejemplo: los cultivos en zonas donde los riesgos
de sequía son muy altos; la reducción de los ciclos de cultivo y de barbecho; la utilización insuficiente de fertilizantes después de la cosecha; la rotación inadecuada de cultivos o, lo que es peor, el monocultivo; Arar la tierra de manera excesiva; la intensificación de la cría de ganado y del sobre pastoreo, con la presión del ganado sobre la vegetación y el pisoteo del suelo; la disociación de la cría y la agricultura, eliminando una fuente de abono natural orgánico (el estiércol) que regenera la materia orgánica del suelo; la deforestación; los fuegos de matorrales y los incendios forestales; el cultivo de montaña realizado en el sentido de la pendiente (y no siguiendo las curvas de nivel); el deterioro de las terrazas y otras técnicas de conservación de suelos y agua.

La deforestación y la energía

La utilización de la leña es también una de las mayores causas de la desertificación. En las zonas tropicales áridas, la leña es la principal fuente de energía doméstica para la cocción de alimentos y la iluminación en las poblaciones rurales y urbanas. Sólo las fuentes de energía alternativa (como la energía eólica, hidráulica o solar), el gas o el petróleo podrían reemplazar a la leña. En las zonas áridas, la restauración y la recuperación de los bosques es muy lenta debido a la escasez de agua, que reduce la dinámica del crecimiento de la vegetación. Por tanto, los períodos de barbecho y la reducción de los períodos de pastoreo tiene generalmente, efectos regeneradores espectaculares sobre los bosques.

El crecimiento demográfico

Desde la segunda mitad del siglo XX, numerosos países han experimentado un crecimiento demográfico importante (nacen más niños, la mortalidad infantil disminuye ligeramente y los adultos viven más tiempo).
Como resultado, la tasa de crecimiento de la población es elevada, entre el 2 % y 3 % por año, lo que significa que la población de algunos países se duplicará en los próximos 20-30 años. Esta situación incrementa la presión sobre la tierra y no deja suficiente tiempo a los suelos de las regiones áridas para regenerarse, provocando la pérdida de su productividad. Paradójicamente, la restauración de las tierras requiere la intervención humana. Los seres humanos tienen pues la capacidad de degradar la tierra, pero también pueden restaurarla y rehabilitar el entorno.


La evolución del clima

La influencia del hombre en el cambio climático

La intensificación de las actividades humanas trae como consecuencia la
liberación en la atmósfera de una cantidad importante de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, que provienen en parte de la combustión de petróleo, carbón o leña. Los otros gases de efecto
invernadero provienen de productos nitrogenados utilizados en la agricultura intensiva, como el abono.
La consecuencia del aumento del efecto invernadero es el calentamiento global del planeta. El aumento de unos pocos grados centígrados conduce al derretimiento del hielo en los polos y en las cumbres de las montañas, induciendo modificaciones climáticas como la elevación del nivel del mar (que amenaza las islas y las zonas costeras), tempestades, inundaciones, variación de la temperatura media.

El efecto invernadero:

La Tierra recibe la energía térmica del sol.
La Tierra está rodeada de una capa gaseosa llamada atmósfera que nos protege de los rayos ultravioletas del sol. Una parte de la energía es reflejada por la Tierra y devuelta a la atmósfera. Una porción es “atrapada” por la atmósfera y devuelta a la Tierra. La radiación y la energía térmica propias de la Tierra contribuyen a recalentar la atmósfera. Como consecuencia, la temperatura media aumenta.
Diversos gases contribuyen al efecto invernadero: el vapor de agua, el dióxido de carbono de origen natural (respiración de plantas y animales), el metano (proveniente de la fermentación de pantanos y termiteros), el óxido nitroso, el ozono, etc.
Estos gases son de origen natural o provienen de actividades humanas, principalmente la combustión de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.

Cambio climático y desertificación

Las variaciones climáticas se observan también en las regiones áridas. En estas regiones, la inestabilidad climática es un fenómeno complejo e impredecible, principalmente atribuido a las actividades humanas, en particular a las emisiones de gases, que parecen influir en el calentamiento global del planeta, fenómeno conocido como efecto invernadero.


¿Cómo luchar contra la desertificación?

La “lucha contra la desertificación” comprende todas las actividades que mejoran las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas con miras a un desarrollo sostenible.
Los objetivos de esta lucha son: prevenir o atenuar la degradación
de las tierras; reparar las tierras y los suelos degradados; informar y sensibilizar a los afectados por los problemas de la desertificación a cualquier nivel; mejorar el contexto social: luchar contra la pobreza, mejorar la educación y las condiciones de salud, desarrollar la educación sobre la gestión sostenible de los recursos naturales y evitar los conflictos militares que matan hombres y destruyen el ambiente.



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